To forget.

Wash me away
Clean your body of me
Erase all the memories
They’ll only bring us pain
And I’ve seen, all I’ll ever need.

Citizen Erased, Muse.



Cinco cigarrillos de la marca usual. Un libro de miedos y desencuentros y una noche oscura, como lo es normalmente. No hay nada más que hacer, es tiempo de hacerlo todo. Es una noche para no-disfrutar. Quizás si caigo hacia abajo se aleje de mi este molesto sentimiento, pero me da miedo el golpe; podría asegurar que mis entrañas saltarían a la eternidad, no así lo que pretendo botar. Las letras pasan salvajes ante mis ojos. La historia trata sobre unos amantes que hablan mientras están de viaje, a escondidas de sus respectivas familias. No es un viaje para tener sexo tranquilos, los protagonistas se la pasan hablando sobre sus dramáticas vidas. Realmente no estoy para huevadas. Mejor cierro el libro y me acerco a la ventana. Si, la brisa fresca golpeará mi cara y por momentos olvidaré quién soy. Llevo cinco minutos en la ventana y no funciona. Mi plan para olvidar no funciona. He intentado 34 veces olvidar sólo hoy. No resulta, no resulta y realmente me desespero. Quizás una ducha helada quite de mi mente estos recuerdos.
Una tarde soleada, a los pies de un cerro, situaciones cómicas y complicadas. Nunca me creí capaz de llorar, al menos realmente, delante de alguien. En las lágrimas se iban las palabras que quizás quería decirte, que parecían salir sin querer de mi boca, entrecortadas. No pude, no pude. Que cobarde, que vergüenza. No se como pude mirarme al espejo sin reírme a la mañana siguiente
¿De qué escribo? Sobre el yo. El yo y mi/su vida. Las tazas de café se estaban helando y nuestra conversación se hacía más compleja al pasar los minutos. Hablamos de libros y música. Parecías perfecta, salvo por un detalle. Salvo por un detalle, yo era perfecto. Ahora solo nos reímos en tu habitación, mirando alguna mala película.
Volví al centro. Te busqué y ahí estabas. Nos enojamos nuevamente. Ya no rehazla niñita, aunque en mi mente, muy escondida, estaba aquella imagen de antaño. Nostalgia. Hablamos de la otra. Amiga de la amiga de la hermana, o algo así me decías tú. Hablábamos de cosas comunes, nada muy interesante. ¿Qué importaba? Estabas. Eras real. Podía tocarte y creo que era lo peor.
Al otro día volví a su casa. La otra. Me preguntó por ella. Le conté y me regañó. No pude hacer otra cosa, fue lo único que dije. Volvimos a ver una película, no tan mala, volvimos a reírnos.
Es una noche fría. La brisa cesó de golpearme la cara hace unos instantes. Enciendo otro cigarrillo y me doy cuenta que la ciudad está viva. Hay luces allá abajo, hay música, hay tristeza, hay historias que contar e historias que escuchar. No me atrevo a bajar. No se que es lo que hay allá abajo. Justo abajo. Antes de la música y la tristeza. La cuidad me llama, pero yo no estoy. Finjo no estar.
En el metro, a tal hora. Será una noche inolvidable, pienso. La música sonará fuerte, la música nos envolverá y bailaremos hasta dejar nuestros cuerpos tendidos en la pista. Me olvidaré en ese momento de quién soy. Gracias. Gracias a ti. Sin embargo, estamos lejanos. Hay detalles. Hay pequeños detalles, grandes detalles o detalles. No importa, olvidémonos.
La ciudad me llama, las imágenes me atrapan. Una historia difícil de narrar. Vuelvo a tomar el libro. Vuelve la brisa, quizás me concentre. Quiero caer, ahora si. Los protagonistas siguen hablando. Los hijos son un problema para ellos. ¿Te gustaría ser padre? Así parten hablando estos dos personajes. La mujer es decidida, de pensamientos claros, pero aún un poco niña para algunas cosas. ¿Por qué sigo leyendo este libro? Porque me recuerda a ella. No hay otro motivo. Es un mal libro. Es un mal recuerdo. ¿Cuántos viajes hubiésemos realizado tú y yo? El libro llegará a su fin y nosotros aún no encontraremos punto final a nuestra narración. Podríamos tomarlo prestado.
Mañana volveré a tu habitación, volveremos a ver algunas malas películas y hablaremos de ella. Te contaré lo del libro y te reirás. Así estaremos algún tiempo. Me preguntarás que quiero hacer. Olvidar. Es lo único. Olvidarla. Nuestras historias se parecen, salvo por algunos detalles. Por eso estaré mañana junto a ti nuevamente.
Unas semanas después volveré junto a ella. Volveremos a enojarnos y a reírnos, volveremos a cumplir con la rutina incompleta. Volveré a mi departamento. Tomaré algún libro y algún cigarrillo. Volveré a escribir que quiero olvidar.

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