Untitled #2

Tráeme un reloj, yo te mostraré la historia. Imágenes cortadas sutilmente y que quedaron botadas, esperando a que alguien las recogiera y las volviera a armar. Los niños siempre fuimos tontos y morbosos. Nos gustaba mirar a través de las ventanas superiores mientras las chicas se desvestían, mientras el gordito estaba al final del pasillo. Jadeando llegaba el gordito, avisando que venía la profesora, que si nos veían ahí llamarían a nuestras casas. Tú sabías, una vez nos viste, pero callaste y parecías disfrutar de nuestro espionaje. Después nos separábamos. Tú a tu sala y yo a la mía. Desde la tuya se oían nuestros gritos de pendejos, nuestras groserías al aire. Maricón, maricón, Fuentes es un maricón. Maricón, maricón, todos fuimos maricones con el pobre Fuentes. Ahora todos lamentamos no haberlo visto después de la escuela. Se mató el muy maricón. En el recreo volvíamos a vernos, no muy cerquita, que viene la profesora, pero a veces te tomaba la mano. Me acuerdo cuando nos dimos un beso. Al otro día llegaste preocupada pensando que probablemente estabas embarazada. Rezaste toda la noche y pediste perdón por tu pecado. Pero Dios no te perdonó. Ni a ti, ni a mi tampoco porque nunca creí mucho en él. Nos dio una vida de mierda. Mi mamá nos decía, aunque ya un poco loca, que Dios nos castigaría. Me cago en dios. La crucecita después la ocupábamos de consolador. Pero no tan rápido, no tan rápido. Aún no llegamos a las revistas pornográficas debajo de la cama. ¿En qué íbamos? El beso, claro. No hablamos en días luego de eso. Tiempo después, entre risas, me contaste lo que habías sentido al día siguiente. Cuando volvimos a hablar, allí nada pasó. Nunca existió tal beso. Hola, ¿cómo te llamas? El beso nos devolvió, nos transportó tiempo atrás, pero ya no importaba tanto; en ese entonces ya sabíamos que acabaríamos en la cama. Pasaron años después del beso, nos reencontramos en un bar. Tú un cigarro y un pisco sour. Yo un cigarro y un whiskey. Nos miramos y parecemos encontrar esas imágenes en los baños del colegio, huyendo de la profesora. Es extraño. Me acerco y te hablo. Ya no es la misma historia, ya los años pasaron y la moral se perdió entre unos tragos y unos polvos mal hechos. Pero dios nos cagó y nos dio una vida con olor a mierda que solíamos disfrutar en el club. Nos dieron dinero y nosotros nos limpiábamos el culo con los papeles. Nos mostraron la vida paso a paso, pero nunca nos interesó. Ni ahora tampoco nos interesa. Fumamos despreocupadamente mientras las miradas se cruzan entre el humo. Parecen ser los baños del colegio llenos de humo de cigarro, parece ser que la historia se va reconstruyendo por momentos. Basta una palabra para romper el delicado equilibrio que hemos podido mantener hasta el momento. Qué has hecho con tu vida. Qué ha sido de tu vida. Nada muy especial, supongo. La monotonía era parte de nuestros días falsamente vertiginosos: teníamos la libertad de hacer todo y la restricción de tenerlo todo ya listo. Mi nana fue mi madre nunca aceptada, ante mis amigos jamás saludarla de beso. En realidad no nos dábamos cuenta de nada, éramos unos hijos de puta y lo seguimos siendo, no ha cambiado nada, ni tampoco cambiará nada. Nunca. Mi nana preparaba mi comida favorita, y mis padres nunca supieron. Prefiero ser adolescente y no tener sentidos. Tener mis sentidos colapsado, volver a descubrir las cosas nuevamente, hoy voy a descubrir tu cuerpo maduro. Hoy volveré a ser el joven tímido y haré cuenta que jamás he visto cuerpos desnudos revolcándose entre cuatro abismos. Volveré a creer en Dios y besaré tus pechos en nombre de él. La pizarra se borra y las imágenes van poco a poco opacándose. No hay atrás. No hay pasado, se perdió, no está, no estuvo, no nos dimos cuenta, caímos, lo botamos, lo donamos, lo vendimos. Éramos pendejos jugando a tomar las armas. Éramos pendejos sin lengua que tragábamos la mierda del mundo. Dios era bueno, el Estado era bueno, las personas eran buenas, el dinero era bueno. ¿Están aún guardadas esas esperanzas? ¿O acaso ya cruzamos lo prohibido? No fue tan placentero como pensábamos. Vamos a tu cama, hoy está permitido.

5 comentarios:

  1. :O! me encanto deverdad :) eres bueno en esto ;) Te adoro :F cuidate mucho :) y nos vemos algun día :)


    .
    ConaMaria

    ResponderEliminar
  2. Tiene un poco (bastante) de lo que leí en las últimos cuentos tuyos. No sé por qué me sigue gustando, es que me gusta tu forma de escribir, espero que nunca dejes de ser original. A modo de sugerencia, te puedo decir que trates de ir alternando con otras temáticas. Pásalo bien.

    ResponderEliminar
  3. Me gusta. Cortázar :).
    Nosésialgúndíaleasesto:B

    ResponderEliminar
  4. no, leí a Cortázar, por eso:)
    saludos Roberto:)

    ResponderEliminar
  5. oh tito ql escribi pulento wm , lo juro , pero se un poco más sutil , lo cortez no qita lo valiente , no seras mas contestador por decir pendejos , culo o mierda , cuidado puede ser chocante y qitarle peso a la lectura

    ResponderEliminar