Será un best-seller.

Porque el paisaje no daba ninguna perspectiva calculable, era mejor no salir aquel día. Las mismas personas de la televisión lo confirmaban; el día se caía a pedazos, y el desolador panorama de un día en casa no era alentador. ¿El teléfono? No, hoy mejor no. No estaba de ánimos para levantar el teléfono, marcar las teclas y decir Aló, ¿está Pepito moco? (…). Definitivamente no había nada de bueno aquel día. Lo mejor era sentarse y esperar algún hecho “inesperado”, lo que hace días esperaba, inesperadamente. Quizás la vecinita, vieja y la conchesumadre del piso de arriba, cayera dando alaridos, estrellándose en el piso, dedicándole sus últimas puteadas a su vecinito, cabro culiao del piso de abajo, que siempre la molestaba a la hora del té, con sus tarros de miéchica y esos horribles gritos que salían de la radio. Pero era más probable escuchar sus gritos desde arriba que escuchar sus gritos mientra iba cayendo. Seguía sentado el joven. Calladito, calladito, nada perturba el silencio, amigo mío. Tenga cuidado que llegan las cuentas, tenga cuidado que ahí viene el conserje a cobrarle los gastos comunes. Que la basura que tira es muy hedionda- y tú, vieja reculiá-, que mete mucho ruido- de nuevo la misma huevá-, que esto de aquí y esto de allá y la misma mierda de siempre. Mejor me siento y me quedo callado y quizás me molesten por eso también.

Que se tire, que se tire al vacío, es mejor, así dejo de molestar al mundo, pero no, nada de eso iba a perturbar aquel día tranquilo. Mejor leamos, si, la lectura. ¿Tampoco? Un día de rutina nada más. No hay clases hace una semana, los niñitos andan en la playa haciendo surf y tomando whisky que le roban a los papitos. El profesor en su casa, esperando un nuevo año en la universidad y quizás ni siquiera lo espera, mas bien yo diría que lo odia. Nadie nunca lo sabe, ¿Qué puede importar un simple profesor? ¿Acaso no tendré vacaciones este año por culpa de las notas que me pone el profesor de cuarta? El whisky me lo tomo igual, papito, me importa un pico si me retas por las notas, el auto lo tengo igual y después puedo trabajar en tu empresa, ¿qué problema hay? Pero el profesor sigue pudriéndose en su departamento, ¿departamento?, departamento es en lo que yo vivo los fin de semanas, el verano ni hablar, el penthouse en Reñaca, ¿departamento?, el profesor ahí pues, pudriéndose, sin tener nada más que hacer, porque los días de trabajo son los únicos que cuentan, pues para eso viven los pobres, yo en mi casita gigante vivo tranquilo todo el año, el profesorcito no, yo si, que pena pues, así es la vida ¡A pasarlo la zorra!.

El asiento se hace más cómodo, los resortes ya no molestan tanto, me iré acostumbrando de a poco, y quizás con el tiempo me encariñe de ellos. Hace tiempo no escribo, que pena, profesorcito, me gustaba lo que escribía usted, aunque jamás entendí nada, hablaba de una plaza Italia, pero a Italia yo voy a comprar ropa solamente. Quizás podría este verano retomar la escritura, no le vendría nada de mal. Quizás hace tiempo algo le está haciendo falta y no son los tragos baratos ni las putas con pene que no saben fingir orgasmos. Podría cortarse las venas escuchando Joy Division, como estos jovencitos divertido de hoy, pero flojera le daba levantarse, estaba tan cómodo, estaba tan feliz, lejos de todo. Ya nada eran esos días de ver pasar la vida ante sus ojos, porque ahora el mundo era de él. Porque los niñitos de la universidad ya no estaban y las vecinas parecían no estarlo, tomó un lápiz, no preguntes dónde, y un papel, ídem, y comenzó a escribir, la puta la conshesumadre hijos de la gran puta que se creen mierdas flojos huevones déjenme tranquilo gritar gritar gritar solo solo locura y la conshesumadre marihuana aji ajo vecinas whiskycito i’ve got the spirit but lose the feeling caigo caigo. Será un best Seller.

3 comentarios:

  1. Es un gusto volver a leer un blog tuyo. El escrito me pareció muy interesante y, como siempre, muy distinto a lo que se lee a menudo. No esperaba menos.

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